Desde Fernando Hierro, el fútbol español no conocía un central con la suficiencia y el talento de Gerard Piqué. La solvencia con la que resuelve situaciones de juego escalofriantes lo convierten, para mí, en la revelación de la temporada y en una gran noticia para la selección española, ya difícil de mejorar. Pues Piqué, lo hace.
Gerard Piqué ha demostrado tener todo el respaldo de Pep Guardiola y todo el talento para no traicionar esa confianza. Cuando casi todos los entrenadores ruegan a sus defensas que no arriesguen el balón, en el Barceolna lo hace hasta el portero. Nunca una pelota dividida, nunca el miedo a tener la redonda, nunca una traición al estilo.
Y el central catalán viene demostrando partidos de manual para los jóvenes centrales de nuestras canteras. Llega antes, tiene dos perfiles, por erriba es inviolable y tiene la tenacidad que le otorga la fe en sí mismo y en un modo de jugar.
Ante el Athletic dio otro recital. El punto culminante de su maestría lo expuso cuando quiso controlar con el pecho un balón aéreo en ataque y le pegó en el brazo. Cualquier defensa habría rematado de cabeza, pero él se elevó, quiso bajar la pelota y definir como un crack, algo que, evidentemente, es.
Todo el mundo habla de lo que todos vemos, pero Gerard Piqué es el hombre de la temporada en el fútbol español. Messi, Xavi e Iniesta están jugando lo que esperábamos de ellos, pero de Piqué creíamos que sería un convidado de piedra y fue, sin embargo, un protagonista de lujo.
Inteligente, sobrio, técnico y capaz de llevar hasta límites insospechados el fútbol de Pep Guardiola, Gerard Piqué merece todo el reconocimiento. Es, ni más ni menos, que el central del fútbol español, de la mejor selección del momento. Y el Barça tiene mucho que ver. ¡Salud Piqué, salud campeones!
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