Los malaguistas se midieron este jueves al cuadro vallecano en el estadio madrileño. En un partido, como todos los que se han celebrado tras la cuarentena nacional, histórico por la ausencia de público en la grada del recinto. Sobre el verde, los locales salieron de inicio con la clara intención de adelantarse en el marcador cuanto antes. Sin embargo, se encontraron una y otra vez con la férrea zaga blanquiazul (de rosa en esta ocasión), que repelió las acometidas contrarias con solvencia.
Munir, cumplido el primer cuarto de hora de juego, demostró sus brillantes condiciones bajo palos despejando un duro y colocado disparo procedente del mismo epicentro del área. Esta fue la mejor opción local de la primera mitad. El Málaga también pretendió a la portería contraria en el primer tramo, pero no tuvo éxito y con el 0-0 inicial se llegó al descanso.
La segunda parte tomó un color distinto. Los de Pellicer saltaron al césped completamente volcados en ataque. Cifu firmó la primera gran ocasión de los segundos 45’. El lateral remató con la cabeza, con el mismo recurso con el que anotó el primer gol ante el Girona, un balón largo procedente desde el centro del campo. El testarazo desde el balcón del área se envenenó por una salida en falso del portero rival, pero el cuero salió de fondo a escasos centímetros de la madera (50’).
También de cabeza fue la siguiente gran oportunidad malaguista. Buenacasa remató un certero envío de Juanpi a balón dirigido al segundo palo, pero el guardameta rival se interpuso entre el delantero y el gol. A partir de ahí, las aproximaciones malaguistas cayeron en cascada, pero sin suerte de cara a puerta. El Rayo también opositó por la victoria en los últimos coletazos, pero el buen hacer de la defensa y Munir desactivaron sus intentos. Finalmente, el 0-0 se convirtió en definitivo con los tres pitidos del árbitro y ambas escuadras se repartieron los puntos.
Fuente e imagen: Málaga CF.
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