
“Espero ganar más, pero no es una obsesión. Bueno, al menos no hoy. Quiero disfrutar del presente. Ya veremos dentro de unos meses”.
“Ya he repetido varias veces que no hay nada como los títulos colectivos. Los premios individuales no causan la misma adrenalina. Estoy contento, pero ganar una final, levantando una copa y compartirlo con todo el equipo es incomparable. No hay nada más fuerte. Es la cosa más bella que se puede vivir como jugador. Cuando cierro los ojos y pienso en mi carrera, la primera imagen que viene a la mente es la noche de nuestra victoria en Roma sobre el Manchester. El gol de cabeza y la alegría colectiva tras el pitido final. El resto, los récord, están bien, pero no sueño mucho sobre eso”.
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