
"Estaba en la concentración con la Juventus en Salice Terme cuando a las 11 de la noche me llamaron por teléfono para decirme que tenía que ir la mañana siguiente a la sede porque me habían vendido. El nombre del equipo no me lo querían decir. Así horas después me encontré en una habitación con Moggi, Bettega y Giraudo que me comunicaron la noticia, diciéndome que entrase en la sala contigua, donde estaban los compradores. Las maneras, por decir algo, eran un poco dictatoriales. Entre y descubrí que el Sevilla buscaba a alguien como yo. Y aquel traspaso fue una suerte para mí. Cuando estaba en España en las entrevistas me preguntaban siempre por Calciopoli y por el 'bunga-bunga' de Berlusconi. Yo defendía siempre a Italia pero era difícil", ha dicho Enzo Maresca a La Gazzetta dello Sport.
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