
"Tuve el privilegio de tenerlo como entrenador cuando jugué para el Barcelona, fue sin duda el mejor entrenador que tuve. Sus enseñanzas serán eternas en mi vida. Suelo decir que me desafiaba como jugador y buscaba ganarle siempre. Sabía revalorizar a cada jugador y encontrar lo mejor que tenía. Su objetivo siempre era lograr buenos resultados para su equipo. Era una persona justa, recuerdo que yo sufría por la distancia de casa, era el único jugador no europeo del Barcelona. Así, me concedía más días de permiso para poder estar con mi familia. Su legado queda", ha dicho Romario, discípulo de Johan Cruyff y delantero reconocido mundialmente.
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