Cesc Fàbregas ha vuelto encontrar en la concentración de la selección un grupo con el que su hambre de títulos puede verse saciada. En el Arsenal se siente a gusto.
Es el capitán, cuenta con el respeto de todos, se divierte con su fútbol ofensivo… pero es un ganador nato y con los ‘gunners’ lleva una travesía de cuatro años en blanco que se le está haciendo eterna.
La falta de grandes logros le incomoda y deja la puerta abierta a un cambio de aires, siempre y cuando la propuesta sea tan atractiva como la que ha mostrado esta temporada su gran ídolo de infancia, Pep Guardiola.
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