
"Nunca salgo después de una derrota. Me siento en mi casa y pienso en los motivos por los que hemos perdido. En ocasiones me encierro dos o tres días. Si no competimos de manera inmediata de nuevo, desaparezco. Es doloroso, si no lo fuera no podrías sobrevivir en la competición. La gente que está alrededor lo pasa mal, acaba sufriendo como tú. Lo único que puedo hacer es intentar dejarles fuera de ese sentimiento. Me impongo una cuarentena, como un perro enfermo", comentó Wenger.
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