Ante un suceso tan excepcional, el Málaga CF dispuso una capilla ardiente en la sala de prensa de La Rosaleda. Por allí pasaron numerosos políticos, como D. Francisco de la Torre, alcalde de Málaga, o D. José María Arrabal, secretario general de Deportes de la Junta de Andalucía; directivos y miembros del Club, como José María Muñoz, administrador judicial del Club, o Francisco Martín Aguilar y Ben Barek, consejeros malaguistas; el primer equipo, encabezado por José Alberto y por los capitanes Lombán, Escassi e Ismael; exjugadores, como Salguero, Canillas o Añón; aficionados y periodistas; y, como no podía ser de otra forma, la familia de Antonio.
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