La vuelta de Samuel en la tarde de ayer lunes llenó de alegría a un equipo que lo extrañaba mucho y él volvió a sonreír y a disfrutar con sus amigos. Recibido por un pasillo y una calurosa ovación, aprovechó cada segundo en el césped para abrazar a sus compañeros y recuperar el tiempo perdido haciendo lo que más le gusta, jugar al fútbol. Una jornada preciosa en la que se volvió a poner de manifiesto que la Familia Malaguista siempre está unida y arropa a los más pequeños.
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