Almogía, enclavada en el Valle del Guadalhorce, es un rincón donde las montañas y el río convergen en un paisaje que transmite serenidad. A poca distancia de la Sierra de las Nieves y rodeada de parajes naturales como el Desfiladero de los Gaitanes, su clima suave y su entorno privilegiado hacen de Almogía un destino perfecto para quienes buscan disfrutar de la tradición, la gastronomía y la naturaleza.
Los orígenes de la localidad se pierden en el tiempo. Su historia, marcada por el paso de distintas culturas, floreció como un lugar estratégico en la defensa de Málaga. Bajo el dominio musulmán, su castillo formaba parte del cinturón que protegía a Bobastro, siendo un baluarte de gran importancia. Con la llegada de los Reyes Católicos, Almogía se rindió, pero mantuvo su esencia bajo el Consejo de la villa. Su nombre, “Al-mexía”, que significa “la bonita”, refleja la belleza y riqueza de un pueblo que encandila a quienes lo visitan.
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